De multiples (infinitos) lugares, religiones y culturas provienen los habitantes del Templo.
su deambular los ha llevados hasta él,
por razones que solo ellos y la Parra pueden conocer.
Dejando de lado los devotos acólitos, que han renunciado a su vida anterior en pos del reclutamiento dentro del Templo, y los felinos Guardianes de la Parra, un siempre dinámico cúmulo de huespedes y viajantes se refugia en las habitaciones exteriores. Su permanencia depende enteramente de si mismos y son libres de quedarse en el Templo el tiempo que consideren necesario.
así, algunos desertan a los pocos días
otros, por décadas han prolongado su estadía